En nuestra sociedad se tiene la creencia de que las cualidades físicas de los deportistas son un reflejo de su mejor estado de salud. Sin embargo, de forma esporádica e inesperada un deportista muere súbitamente durante el entrenamiento o competición, produciendo una gran inquietud entre los médicos responsables, entrenadores, e incluso entre los mismos deportistas y sus familiares.
Por MS se entiende aquella que aparece de forma inesperada, por causa natural, no traumática ni violenta, y en un corto período de tiempo. En niños y adolescentes puede producirse sin que aparezcan síntomas premonitorios. Se considera relacionada con el ejercicio cuando los síntomas aparecen durante o en la hora siguiente a la práctica deportiva.
Los principales mecanismos involucrados guardan relación con los cambios hemodinámicos y electrofisiológicos que se producen durante el ejercicio, que además pueden ser distintos según el tipo de ejercicio realizado. La actividad deportiva induce una serie de adaptaciones morfológicas y funcionales en el corazón humano directamente relacionadas con el tipo, duración e intensidad del entrenamiento, y con los años de práctica deportiva. Su expresión clínica depende de factores genéticos, metabólicos, humorales y, en gran medida, del tipo de entrenamiento.
Los cambios ambientales extremos (temperatura, altitud, barométricos, etc.) y/o el estrés añadido que se genera en deportes con elevado componente emocional (golf, tiro, etc.) pueden incrementar significativamente la demanda miocárdica de O 2 y el riesgo de MS en deportistas susceptibles.
El principal objetivo del reconocimiento cardiológico mediante un Check-Up Cardiológico Deportivo debe ser el de descubrir cualquier enfermedad, lesión o patología cardíaca que pueda constituir un riesgo vital para el deportista, así como aquellas situaciones patológicas que representen una contra indicación médica absoluta, relativa o temporal para la práctica de actividad física.